Tuesday, January 01, 2008

Extraño Encuentro [PT. 1]


Lo miró. Sonrió para sí misma... no pensaba que fuera a reconocerla, tan diferente que estaba ahora, y sin embargo... él la vio, y pensó que nunca existiría mujer más hermosa que ella. Y sí, es cierto que estaba diferente... pero su hermosura ahí estaba, intacta, perfecta, redonda y pura... como un círculo perfecto que encerraba todos sus anhelos. Ella era la representación de todos sus sueños y sus deseos, ella era la mujer más hermosa que había caminado en el planeta, que había caminado por su vida, y ahora estaba ahí, a dos metros de él, tan diferente, tan hermosa, tan...


La llamó. Ella lo miró, y le sonrió, y mientras se acercaba a él reconoció su olor: tan distinguido, tan elegante, tan único... era él y no podía creer lo que estaba viendo.


-- ¿Cómo estás? Te veo un poco... (perfecta)
-- ¿Diferente? (claro, ¿qué esperabas?). Pues sí, algo... ¿Y tú? También te noto un poco...
-- Extraño... lo sé. (Eso se debe a tí... estoy temblando..!!). He estado pensando en un par de problemas que me tienen un poco confundido.
-- Ya veo, pues... ¿Que tal si vamos a tomarnos un café?
-- ¡Claro, me parece una muy buena idea! (lo que sea pero quiero estar contigo).


Caminaron por el boulevard entre miles de personas, y ella sólo podía pensar y recordar en los momentos en los que caminaron juntos antes, de la mano, felices, olvidando su alrededor. Y ahora estaban ahí, un par de años después, caminando unidos por unas manos imaginarias que deseaban no soltarse nunca.


Lo miró, se nubló su mirada, su pensamiento, en su mente sólo estaba él, ahora a su lado, de nuevo, sintió unas ganas desesperadas de besarlo... se acercó sutilmente para apreciar su olor de nuevo.


-- ¿Extraño encuentro este no? -- dijo él.
-- Si, bastante extraño...


Pocas palabras se dijeron mientras caminaban por la calle, de vez en cuando el le robaba una mirada, y de vez en cuando sintió unas ganas de abrazarla y no dejarla ir nunca. Pocas veces ella lo miraba, y él pensó en su error... se arrepintió una vez más, en realidad cada vez que lo pensaba se arrepentía, y ahora tenía una colección de disculpas que quería arrojar al viento, que quería espetar en su rostro para besarla y luego raptarla, llevársela lejos, donde no hubieran recuerdos... donde no existiera el futuro, sólamente un presente eterno que vivirían juntos sin importar qué o quién no estuviera de acuerdo.


Ella quiso preguntarle -- ¿Aún me quieres? -- y deseó que él supiera la fórmula mágica para interpretar sus pensamientos, pero en vez de eso sólo pudo decir: -- ¿A cuál café te gustaría ir? --


...



Ahí estaban los dos, el uno en frente del otro, ella disfrutando de su olor, que la inundaba toda, que la hacía sentir plena, segura; el disfrutando de su hermosura, aún intacta a pesar de que habían pasado ya dos horas. La conversación no fue muy profunda, ambos recordaron sus deseos de antaño y ahora sus nuevas metas forjadas, los dos trataron de lucir su felicidad genérica, su bienestar por inercia, y ocultaron en lo más profundo el deseo que ambos tenían de estar juntos... el temía que ella no pudiera perdonarlo, y ella pensaba que el la volvería a lastimar... ¿o no? tal vez no, tal vez en realidad cambió, y quizás ahora me haga la mujer feliz... quizás... sólo quizás... y quizás no. Todo iba bien hasta que...


-- Y dime... ¿Ya encontraste a alguien especial? -- dijo el, creyendo por primera vez en su vida en todos los dioses que se han inventado en la Tierra, y rogándole a cada uno de ellos de que la respuesta fuera un no.

-- Pues...

2 comments:

Monsieur Deveraux said...

Hola!
Lindos tus escritos!
Me alegra haber pasado por aqui...
Pura vida!





Sir*

Cronopia said...

Gracias por tu visita..!! n.n